Orgullo Celeste

Entre el cuarto puesto en el mundial, la Copa América, nuestros altos índices de desarrollo humano, el tener la bandera más linda del mundo (en realidad logro obtenido mediante el tenaz trabajo de cientos de compatriotas pelotudos que se pasaron dale que te dale metiendo votos en una encuesta pedorra de algún diario) y el haber cumplido, finalmente los 200 años de historia, logro nada despreciable considerando que somos país hace 171 años; los uruguayos nos encontramos en el punto álgido de nuestra uruguayez colectiva. Estamos todos más que inmersos en una paja colectiva que monta sobre el napo de Artigas directo al orgasmo nacional y una acabada épica.

Ah, y una película del padre de la patria. Próximamente: El desembarco de los 33, con el Bananita González como Lavalleja y Omar Gutiérrez como Oribe.

Ya viene siendo hora que alguien le pegue un hondazo a nuestra orientalidad, antes que nos creamos que hasta somos un país en serio y todo, diosnoslibre.

Este 25 de agosto, evocando la heroica cruzada libertadora de 1825, LVDLM rescata 3 eventos en nuestra historia que poco orgullo nos pueden dar y que nos muestran como fuimos históricamente; unos hijos de puta.

 

Bernabé, me parece que sobran indios.
(Salsipuedes, 1831)

Los indios habían vivido siempre por este paisito de penillanuras, bastante tranquilos hasta que se le da a los europeos que capaz que estos pastizales a lo mejor servían de algo y que a lo mejor los indios iban a querer escupir el asado. Entonces ta, todos a cuchillo y listo. A diferencia de los Incas (que eventualmente fundarían una empresa de pinturas) y los Aztecas (aparentemente saben hacer estadios) como que no había mucho que derrotar, en términos militares. Sin dudas que las boleadoreas son un arma terrible en manos capaces, pero por otro lado había armas de fuego. Y viruela, y gripe, y eso.

Así que a cagar, todos los indios a laburo de esclavo y chau pinela.

En ese mambo anduvieron hasta que se funda la patria. Y como ciudadanos consustanciados con la causa de la independencia, se los invitó a todos a brindar democráticamente por la patria, en los alrededores del arroyo Salsipuedes.

Bueno, no, los cagaron a cuetazos.

La «batalla» culminó según cifras oficiales con 40 indios muertos y 300 prisioneros, a manos de Bernabé Rivera por órden del presidente, su tío Fructuoso. Salsipuedes fue la primer acción de una campaña de subyugación de la población de indios, en un intento por civilizar el país. Como lo demostraríamos año tras año luego de Salsipuedes, la civilización nunca llegó, ya que basta con un troli de vino y un par de manijazos para que nos agarremos a piñazos. Pero bueno, en aquella época era tremenda idea inaugurar un país con un exterminio sistemático llevado a cabo por el estado.

Años después se reivindicaría a los charrúas poniendo como mascota de la selección a Charoná, idea que duró hasta que nos decantamos por un representante más autóctono... un pato celeste. Bueno, jódanse por comerse a Solís.

3 contra 1 es robo
(La guerra de la triple alianza, 1864-1870)

Paraguay. Es casi como Uruguay (o lo mismo, según los europeos, que aún no entienden como un país puede jugar contra sí mismo en una final) solo que no tienen mar y toman el mate frío. Sin embargo, hubo una época que Paraguay era la sal. Autócratas y proteccionistas, los paraguayos estaban armándose un lindo paisito. Tenían el problema de la salida al mar, pero manejaban la parte alta de la cuenca del Plata y estaban arrancando a formar su propia industria estratégica. Cuando quiso apoyar al gobierno legítimo de Berro frente a la revolución de Venancio Flores (apoyado por Brasil) acá en Uruguay y el primero marchó a la B, se vio involucrado en una guerra contra sus futuros tres socios del Mercosur. Brasil y Argentina porque medio que estaban cagados con los paraguayos. Flores metió a Uruguay porque los brazucas lo habían ayudado.

Y porque su barba nunca olvidó aquella resaca de Johnny Walter comprado en Asunción

¿Cómo explicar la Guerra de la Triple Alianza? básicamente fue un gang-bang anal con dos negros porongudos y un enano de barba. Y cuando se terminó la escena, a Paraguay lo habían clavado por todos lados. Tirando números así, por abajo de la pata, murió un 60% de la población (no solo de guerra, sino de hambre, enfermedades y mate frío, que todos sabemos lo mal que hace), mientras que entre los hombres, la mortalidad fue de 80%. Aparte Paraguay perdió un cacho de tierra un poco más chico que Uruguay y quedó debiendo una torta de guita, principalmente a Inglaterra. O sea, los cogimos.

Para ponerlo en perspectiva…

Je.

En la Segunda Guerra Mundial, Polonia, un país invadido tanto por la Alemania nazi y por la URSS de Stalin perdió un 16% de la población. Uruguay y sus amigotes, en ese sentido, le pintaron la cara a dos de los más encumbrados genocidas de la historia, que por otro lado tenían modernos sistemas para matar gente. ¡Uruguay nomá!

¡PLOP!
(El Plan Cóndor, décadas del 70 y 80)

Mal o bien, y a pesar de tener que fumarse cada tanto a Chávez, el Mercosur parecería ser una buena chance de estar un poquito más cerca de nuestros hermanos latinoamericanos. Y aunque sea medio en papeles más que en otra cosa, y un poco imitación de la Unión Europea, al menos se puede decir que los sudacas laburamos juntos. Aunquesea le armamos un lindo logo, con la cruz del sur y todo eso. Pero hurgando un poquito en el pasado, averiguamos que la última colaboración interestatal que hubo fue un tanto siniestra. Como el programa de Pacella… bueno, no tanto.

¡Exijo una explicación!

El objetivo del cóndor era supuestamente acabar con la subversión marxista, pero en definitiva sirvió para barrer del mapa a cualquier enemigo político que tuviese los huevos suficientes para enfrentarse a las valientes fuerzas armadas. Ejem.

Dependiendo si le preguntás al abuelo facho o a la tía progre, la cifra de muertos va a cambiar y mucho. Pero se estima que unas 50.000 personas fueron asesinadas y otras 30.000 desaparecidas. Varios extranjeros murieron en el paisito, o fueron deportados ilegalmente a sus países de origen porque, en definitiva, no importaba, ¿no? Hoy en día los juzgados especializados se están quebrando el bocho para averiguar cual de los soretes que abundaban en esa época fue el que mató a quien. Y Uruguay estuvo ahí para aportar su palada de arena.

Si fuiste uno de esos que se sintió "orgulloso de ser uruguayo" porque once conciudadanos le ganaron un partido de fóbal a otros once argentinos y por penales; no te apenes, acá tenés una foto para sentirte mejor.

La realidad, por más que Gorzy nos infle el bombo y que el Zurdo Bessio te inflame las pelotas cantando en publicidades de productos porcinos, es que ser Uruguayo no significa ser un elegido. Somos un país más, con mucha caca en el zolcillonca. Es el deseo de LVDLM que nos saquemos un poco de encima esa huevada de que somos los mejores, los más crá, los más vivos.

Bueno, lo seríamos, pero tendríamos que ser todos Rusos Pérez. Y estamos cortos como en 2.999.999

Atte.
(el) Mansa

 

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